Antes de la corrida se pasa realmente mal. Juan Belmonte afirma que el día que se torea crece más la barba. Reacciones extrañas de un cuerpo descompuesto por el miedo. En esos momentos de máxima tensión los hay que no sueltan el pitillo ni para abrocharse la camisa...
Los hay que se encomiendan a todos los Santos...
Y los hay que simplemente tocan madera...
Luego sale el toro, y todo se tranquiliza. El domingo pasado, en Santa María del Aguila, cuando salió el toro fue, en primer lugar, para "El Cartagenero". Lástima que durara realmente poco el del Marqués...
El rejoneador le cortó una oreja, y tal vez la cortara después de muerto el cornúpeta, con cabriolas de las que encantan a los públicos...
Además, los ojos azules (azulísimos) de este caballo eran realmente llamativos...
Para cerrar el festejo (vamos del principio al fin) lidió y estoqueo un eral el novillero Pedro Benavides. El novillo destacó por su nobleza. Mucha. Se fue para el desolladero (portatil) sin las orejas ni el rabo.
Algo de esta novillada contaban los chicos de
"La Carioca".
Próximamente más galerías.