Hoy se ha ido. Y lo siento como si fuera de mi familia. Siempre una perdida es triste, pero cuando es alguien al que admiras es una sensación extraña. Y si es una voz que estás acostumbrado a escuchar casi a diario, es un vacío insustituible.
Seguramente la cumbre la alcanzó de la mano de atrevido de Osborne, pero el clasicismo de su toreo nos quedará para siempre, como el legado de la torería inmortal. Con eso nos tenemos que consolar.
Descanse en paz Chenel.
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